El excelente alevinaje de este año confirma la recuperación del Órbigo
Durante este mes de noviembre el Servicio Territorial de Medio Ambiente, está realizando muestreos para determinar la densidad de las poblaciones trucheras de los ríos leoneses. Estas actuaciones se derivan de los estudios hidrobiológicos de cuenca realizados en la provincia y que resultan de gran importancia en la elaboración de los planes de gestión, como instrumento de planificación y ordenación de los recursos acuáticos, que tienen su reflejo en la orden anual de vedas.
El biólogo Gustavo Fernández González, encargado de realizar estos trabajos, nos comenta que una vez elaborados los estudios hidrobiológicos de cada cuenca y en función de los resultados obtenidos, se fijan una serie de estaciones de control, que han de muestrearse periódicamente.
En la práctica, dentro de la provincia de León, esto se traduce en una red de control de 280 estaciones, divididas en tres sectores (cuenca del Esla, cuenca del Órbigo y cuenca del Sil) que se muestrean cada año uno de ellos, de manera que cada trienio (que es el tiempo medio que tarda una generación de truchas en alcanzar la talla de captura) se obtiene información actualizada del estado de las poblaciones de toda la provincia.
Este año se han muestreado las estaciones correspondientes a la cuenca del Órbigo y los resultados obtenidos servirán para ajustar las medidas de gestión y las actuaciones de mejora a la evolución de las poblaciones. De momento es pronto para hablar de resultados, ya que aún estamos finalizando los muestreos y luego hay que procesar los datos obtenidos, pero la primera impresión pone de manifiesto un excelente alevinaje este año, que confirma la recuperación del Órbigo, el buen estado de Duerna y Omaña y un ligero descenso en la parte alta del Luna, pero como ya comenté habrá que esperar a procesar los datos y comparar con datos anteriores para sacar conclusiones.
Santa Marina refleja la mayor densidad piscícola
Una de los puntos muestreados que mejores resultados ha dado, es el situado en el escenario deportivo-social de Santa Marina del Rey, en el río Órbigo, por encima del desagüe del canal de Benavides, donde en apenas 100 metros se contabilizaron más de 900 truchas de todos los tamaños. El método empleado fue el de capturas sucesivas sin reemplazamiento, es decir se realizaron una serie de pasadas al tramo aplicando el mismo esfuerzo de pesca (mismo equipo, las mismas personas, la misma duración y el mismo recorrido) y las capturas obtenidas se cuantificaron y se midieron por separado devolviéndose al tramo los peces capturados una vez terminado el muestreo.
Pesca eléctrica
La técnica de captura empleada para realizar los inventarios piscícolas es la pesca eléctrica, que consiste en someter a las aguas a un campo eléctrico creado por un generador de corriente continua, en el cual el cátodo (-) esta fijo en una orilla mientras que el ánodo (+) es móvil e integrado por una pértiga terminada por lo general, en un aro metálico de 30 a 50 cm. de diámetro, de forma que los peces cuando están a menos de tres metros se ven sometidos a calambres que les obligan a ondular el cuerpo y a mover la aleta caudal, por lo que se desplazan generalmente en dirección al ánodo ya que tienden a situarse en la línea de máximo gradiente de potencial eléctrico. La pesca eléctrica que se realiza siempre aguas arriba para evitar la turbiedad producida por las pisadas y para capturar mejor a los peces electronarcotizados, utilizada furtivamente supone un grave delito, pudiendo resultar mortal tanto para los peces como para las personas que lo utilicen sin los conocimientos adecuados, habiéndose producido ya muertes humanas por esta causa, mientras que utilizada de forma técnica y dotada de las máximas medidas de seguridad resulta inofensivo tanto para los operarios como para los truchas, pese a lo que se pueda opinar en contra, pudiendo comprobarse como los peces anestesiados para evitarles cualquier tipo de sufrimiento.